El presidente Vladimir Putin ―el ex agente de la KGB de una nación que alguna vez fue atea― reprende a EE.UU. al decir que al abandonar los valores cristianos tradicionales y poner el matrimonio del mismo sexo en el mismo nivel que el matrimonio tradicional entre un hombre, una mujer y los niños, EE.UU. ha renunciado a Dios y esta adorando a Satanás, y como consecuencia, esta siendo conducido a la degradación y al un caótico oscurantismo.
En el apogeo de la Guerra Fría, era común que los conservadores estadounidenses etiquetaran a la extinta Unión Soviética como atea y como una “nación sin Dios. ”
Dos décadas han bastado para que la historia haya dado un giro completo, ya que el Kremlin y la Iglesia Ortodoxa Rusa han hecho la misma acusación a Occidente.
“Muchos países euro-atlánticos se han alejado de sus raíces, incluyendo los valores cristianos”, dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, en un discurso reciente.
“Las políticas que se están llevando a cabo estos lugares al poner en el mismo nivel a una familia con hijos y una asociación entre personas del mismo sexo o al poner al mismo nivel una fe en Dios y la creencia en Satanás. Este es el camino a la degradación”.
Ya en su discurso a la nación rusa en diciembre pasado, Putin también retrató a Rusia como una firme defensora de los “valores tradicionales” en contra de lo que él describe como la bancarrota moral de occidente. Según Putin “el Conservadurismo social y religioso, es la única forma de evitar que el mundo caiga en una ” caótica oscuridad.”
Como parte de esta defensa de los valores, Rusia ha adoptado una ley que prohíbe la “propaganda homosexual”, y otra que hace delito el insultar a los sentimientos religiosos de los ciudadanos.
Esta última ley se adoptó a raíz de una protesta en la catedral más grande de Moscú por un grupo de punk rock femenino dentro de una Iglesia Ortodoxa. La prensa catalogó la manifestación como “demoníaca” dejando en claro que el grupo estaba siendo financiado por norteamericanos.
Las opiniones de Putin acerca de la decadencia de Occidente se hicieron escuchar nuevamente este mes por el Patriarca Kirill I de Moscú, líder de la Iglesia Ortodoxa, que acusó a EE.UU, sus países satélites, y a Europa de encargarse “de desarmar espiritualmente al pueblo”.
En particular, el Patriarca Kirill, criticó las leyes de varios países europeos que impiden a los creyentes portar o mostrar símbolos religiosos, incluidas las cruces en colgantes o collares, en el trabajo, entrometiendose en la vida espiritual de las personas.