miércoles, 15 de mayo de 2013

Salgamos del círculo

¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si se pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Lc. 15: 4.

La persona cristiana yerra cuando limita sus relaciones a quienes tienen intereses exclusivamente afines con los suyos. Yerra cuando cierra las puertas a una persona no cristiana, y cuando no trata de reconquistar a quien perdió el camino; también cuando se cierra a la piedad espiritual. Jesús no hablaba sólo a los que le seguían; hizo milagros y predicó precisamente a quienes no conocían su mensaje, incluso, se compadeció y tuvo misericordia de sus enemigos. Quienes conocemos sus mensajes y hemos asumido su doctrina, mal hacemos si nos encerramos en el círculo cerrado de la Iglesia. Es como si los ricos dieran a los ricos y no a los pobres. Tenemos una misión: alimentar a los que tienen hambre.